Dios no permitirá que nuestra rebelión continúe para siempre.

El castigo de Dios por la rebelión es juicio y muerte eterna.

Dios se preocupa tanto por nosotros que toma muy en serio esta rebelión. Él nos llama a responder por nuestras acciones, porque le preocupa lo mal que lo estamos tratando, y lo mal que tratamos a los demás. En otras palabras, no va a permitir que la rebelión continúe para siempre.

La sentencia que Dios pronuncia en contra de nosotros es totalmente justa, ya que nos da lo que hemos pedido. Al rebelarnos contra Dios, le estamos diciendo: “¡Vete! No quiero que me digas lo que tengo que hacer, déjame solo.” Y esto es precisamente lo que Dios hace. Su sentencia a los rebeldes es retirarse de sus vidas, cortar los lazos que los unen con él —en forma permanente. Pero como Dios es la fuente de la vida y todo lo bueno, cortar los lazos con él significa muerte e infierno para los rebeldes. La sentencia de Dios contra los rebeldes es una muerte eterna y sin Dios.

Esta es una cosa terrible, estar bajo la sentencia del juicio de Dios. Es un porvenir que todos nosotros enfrentamos puesto que somos culpables de rebelarnos contra Dios.

¿Y esto es todo? ¿Lo que nos espera es muerte y ruina eterna? Lo sería, si no fuera por la milagrosa intervención de Dios.


La justicia de Dios suena muy dura. Pero ...



Y así como está establecido que los seres humanos mueran una sola vez, y después venga el juicio.

Hebreos capítulo 9, versículo 27

 

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